Nostalgia y recuerdos del tiempo compartido

En el colegio, una se siente “la reina del mambo”, agradecida de poder estar en compañía de los alumnos y alumnas, adivinando en sus conversaciones sus inquietudes, miedos, angustias… las cosas que les divierten, que les hacen reír… lo que les preocupa y lo que les desanima, lo que les motiva y lo que les hace sentir más fuertes. Lo que piensan del presente y las ilusiones que tienen puestas en el futuro.

Mientras compartimos con el alumnado estos momentos, puede que no los valoremos lo suficiente, porque los consideramos momentos normales, de la rutina diaria, pero cuando volvemos la vista atrás… nos damos cuenta de lo importantes que han sido y de cuánto los extrañamos.

De vez en cuando, los traigo a mi memoria y me recreo en ellos, repasando situaciones, a veces muy divertidas y otras más serias, reflexionando y llegando a la conclusión de que aunque seas profesora… ¡Ellos también te enseñan grandes aprendizajes en el día a día!

Esos buenos momentos habría que guardarlos en el tarro de las mejores esencias de la vida.

Durante mi estancia, como profesora, en el Colegio Nuevo Velázquez fui atesorando y coleccionando todos esos momentos y vivencias con mis alumnos y alumnas tan especiales y tan auténticos…

Tengo la esperanza de que para ellos y ellas, los momentos compartidos conmigo, también hayan representado buenas oportunidades de aprendizaje y reflexión, que les hayan servido para afianzarse individualmente y para crear lazos de confianza y unión con los demás, uno de los pilares fundamentales en los que se ha basado siempre el Nuevo Velázquez.

Cuando pienso en mi estancia en este colegio, siempre acabo sonriendo y pensando qué será de cada uno de mis alumnos, cómo les irá en el futuro, si conseguirán alcanzar su felicidad, sus metas, sus sueños …

Y siempre acabo deseando en voz baja: que la vida les trate bien.