Oda a la pizarra y a la tiza

Hace unos días, escuché en un podcast una entrevista al responsable pedagógico de un centro educativo. Estaba explicando las actuaciones innovadoras que estaban implementando en su colegio, todo realmente interesante, cuando, en un determinado momento, dijo: “…y como muestra de nuestra apuesta por el avance tecnológico, en nuestras clases han desaparecido la pizarra y la tiza tradicionales…”
Mi primera reacción al escucharlo fue de pena y luego de rabia ¡cómo que han hecho desaparecer a mis más fieles compañeros de profesión! Soy consciente de que son sentimientos muy personales, pero no pude ocultar mi decepción.
He trabajado con pizarras negras, verdes y azules, con pizarras muy grandes en las que entraba la explicación de una clase entera y con pizarras muy pequeñas, de las que hay que borrar varias veces en cada clase. Con pizarras colgadas muy altas en las que me tenía que subir a una silla para llegar a la parte superior y poder dibujar la mitosis entera y otras muy bajas, que me hacían terminar la clase con dolor de espalda. Incluso con una pizarra asesina, que se descolgaba de su parte superior y se volcaba hacia quien estuviera cerca. ¡Y qué decir del sonido del roce de las uñas sobre la pizarra!, mi amigo Jorge Freire diría: como escribió Terry Pratchett “le pasaba las uñas por la mismísima pizarra del alma.”
Qué recuerdos de aquellas tizas con forma de prisma y que se deshacían casi con mirarlas y como nos peleábamos por las pocas tizas redondas que comenzaron a sustituirlas, ¿y lo a gusto que mis profesores se quedaban al lanzarme la tiza cuando me veían despistado o molestando? (recurso pedagógico poco valorado según mi opinión).
No quiero que penséis que no aprecio el valor de las nuevas tecnologías, de hecho tengo el nivel A2 de competencia digital docente, utilizo recursos digitales a diario, he creado un blog de biología para cada curso, he grabado vídeos de YouTube explicando cómo se resuelve una ecuación de segundo grado y algunas cosas más, que me permiten desarrollar mi trabajo de la manera más eficiente posible.
Como profesor de matemáticas y de biología, una pizarra y una tiza me aportan la inmediatez que no me dan una pantalla de ordenador o una tableta gráfica y eso es fundamental para que la clase fluya, además no dependo de si hay o no internet. Por lo tanto, yo no quiero que mi colegio sea tan tecnológico como el del señor del podcast. ¡Sí a la tecnología!, pero conviviendo con lo tradicional.
Estoy además convencido, de que dentro de 20 o 30 años escucharé un podcast en el que algún gurú de la pedagogía y de la educación dirá que, en su colegio, como un gran logro innovador, en todas las aulas han introducido un sencillo pero eficaz recurso: la pizarra y la tiza.
Esta tarde, cuando termine mi última clase a las cinco y vaya al baño a lavarme las manos, veré en el espejo mis pantalones manchados de tiza, me los limpiare, sonreiré y pensaré ¡misión cumplida!
Autor
Javier Antolín
Javier Antolín es profesor de Biología y Matemáticas en dos centros de la Comunidad de Madrid, el colegio María Inmaculada y el colegio Nuevo Velázquez. De éste último fue director durante ocho años.
Totalmente de acuerdo con Javier. Creo que no se trata de desplazar la enseñanza tradicional, solamente buscar ese punto intermedio entre lo tradicional y lo renovado. Obviamente la tecnología facilita en muchas ocasiones el proceso de aprendizaje, pero creo que lo tradicional no debe desaparecer, más con el alumnado con el que trabajamos nosotros. La clave es buscar el equilibrio para que lo que enseñemos sea de calidad.
Gracias por tu comentario y por tu apoyo constante a «El blog del Nuevo Velázquez». Sabes de lo que hablas, desde luego, igual que el amigo Javier. ¡Un fuerte abrazo!
Es verdad que las nuevas tecnologías no sustituyen a las de siempre.
Y creo que están demostrados los beneficios de las notas y esquemas que se hacen a mano y de las agendas de papel. Están muy de moda ahora los “bullet journal” para organizar las actividades y la mente.
Lo de siempre también funciona.
¡Así es, Amalia! Ambos sistemas son compatibles y complementarios. Un abrazo.
Gracias Javier por tu artículo que me ha hecho retrotraerme en mi pasado académico. Soy ferviente defensor de las nuevas tecnologías pero también creo que aún existe espacios suficiente para que convivan el viejo y el nuevo método. Hace años leí un artículo que en Finlandia estaban pensando dejar de enseñar a escribir a los niños, porque actualmente casi ninguno escribe manualmente y todos abro «textean» y la escritura manual la tienen prácticamente olvidada. Por suerte los educadores en Finlandia decidieron que era una auténtica aberración dejar de enseñar a escribir a los niños por todo lo que conlleva que sería muy largo de explicar. Como decía el principio siempre hay un hueco para los antiguos métodos de enseñanza
Muy interesante lo que cuentas de Finlandia, Ángel. Te agradecemos, sinceramente, tu comentario. Un fuerte abrazo.
¡Me ha encantado, Javier! Estoy totalmente de acuerdo con lo que planteas y me ha gustado muchísimo la forma de plasmarlo.
Me uno a esta gran oda a la pizarra, esa gran aliada para resolver problemas, explicar contenidos, etc En mi casa se sigue utilizando una pizarra algo más moderna pero con la misma utilidad y que nos ayuda en el día a día al estudio de forma muy práctica
Gracias Antolín por haber puesto en valor un utensilio tan sencillo como valioso para nuestros educadores y estudiantes
¡Pues sí, bendita pizarra! Y benditos los que hacen un buen uso de ella… ¡Gracias por tu comentario!
¡Qué texto tan emotivo, Javier! Y estoy totalmente de acuerdo contigo: está bien que convivan las nuevas tecnologías con los métodos antiguos, pero desterrar al olvido lo que siempre ha servido y cambiarlo por «lo moderno» sin más, me parece un error. ¡Con el gusto que da escribir en la pizarra lo que te da a ti la gana, y el cabreo y los nervios que te entran cuando escribes algo en el ordenador o en el móvil y el corrector te lo cambia por lo que él quiere, y no por lo que quieres tú…!
Me ha encantado tu oda y lo bien que lo has escrito.
Un abrazo
Muchas gracias por tu aportación, totalmente de acuerdo, Silvia. ¡Un fuerte abrazo, dentro de poco te leemos a ti!
Gran artículo Javier, me ha gustado
Gracias por tu comentario y por tu seguimiento de «El blog del Nuevo Velázquez». ¡Un fuerte abrazo, Rubén!
¡Qué buena reflexión, Javier! No me imagino analizando una oración sin tiza. ¡Qué horror!
¡Muchas gracias por tu comentario y por tu apoyo a «El blog del Nuevo Velázquez»! Un fuerte abrazo, Lucía.
¡Totalmente de acuerdo contigo Javier (permíteme el tuteo)! Nada más inmediato y eficaz que una buena pizarra con una tiza o un papel en blanco con un lápiz… Me encanta la cantidad de recursos que ofrecen las tecnologías hoy en día, sin embargo podría prescindir de todos. No puedo decir lo mismo de mi hoja de papel (normalmente ya usado por una cara) y mis bolis de colores… ¡Muchas gracias!
¡Gracias por compartir con nosotros tu visión de este asunto, Susana! Además, coincides con el amigo Javier, que tiene unas cuantas horas de vuelo a sus espaldas… ¡Sabe de lo que habla! Un fuerte abrazo.