Tutoría afectiva
La actual ley de educación (LOMLOE) reserva un papel sobresaliente a la acción tutorial con la que el alumnado debe adquirir las herramientas necesarias para su desarrollo personal, escolar, social y profesional. Por ello, nos encontramos ante el deber de enseñar e integrar habilidades socioemocionales que creen climas de aprendizaje positivos en el aula. La conexión que establezcamos con los chicos y chicas será clave en este proceso. No obstante, muy menudo, en el desempeño de nuestra función de tutor-docente nos encontramos con perfiles muy variados de alumnado, con un denominador común: la falta de motivación. Las experiencias vitales con las que llegan al centro, el momento madurativo en el que se encuentran y sus características cognitivas requieren un enfoque diferente para que el proceso de aprendizaje se desarrolle de forma eficaz.
Nuestro principal objetivo será crear un grupo cohesionado en el que las diferencias y particularidades de cada uno de los alumnos y alumnas encajen y sumen. Como observó el psiquiatra vienés Alfred Alder (precursor de la disciplina positiva), la conducta humana busca un sentido de pertenencia e importancia dentro del grupo social, lo que sería el anhelo ancestral de todo ser humano por formar parte de la comunidad y sentirse considerado como individuo dentro de ella. Este anhelo también está presente en nuestros chavales. En ellos hay una continua búsqueda de conexión entre sus iguales, por encajar en el grupo y estar considerados. En este punto el rol del profesor es conectar con ellos, comprender sus actitudes, establecer una relación de respeto mutuo que los motive a tener un comportamiento útil dentro de su clase y que, además, les proporcione un bienestar emocional. Cuando se sientan parte del grupo, acudirán con gusto al cole y descubrirán cuán capaces son académica y socialmente. En consecuencia, recobrarán la confianza en sí mismos, su autoestima mejorará y aparecerá la motivación intrínseca por cumplir con el deber del estudio y obtener unos resultados acordes al esfuerzo realizado.
Asimismo, nuestra labor como tutores para fomentar este sentimiento de comunidad es buscar estrategias que se adapten a los adolescentes y a la situación concreta que se manifieste en el aula. Aunque no siempre resulta fácil mantener la calma con un adolescente cuando busca sacarnos de nuestras casillas y nos desafía con su actitud, si, al afrontar la situación, mostramos tranquilidad y eliminamos la crítica y el sarcasmo, el chaval a su vez se mostrará más razonable y colaborativo con nosotros. Ahora bien, si aceptamos incondicionalmente al alumno como una persona que comete errores que se pueden corregir y no como un “niño malo o vago”, podremos redirigir su conducta negativa.
Además, en esta búsqueda de colaboración, no podremos imponer medidas coercitivas como los castigos con los que suelen ceder bien por miedo, o bien por la imposición de la autoridad. El castigo provoca sentimiento de humillación y de inferioridad, rabia y revancha. Sin embargo, si aplicamos las consecuencias naturales y lógicas, nos ayudarán a reconducir esa conducta errónea hacia un resultado neutral, directo y consecutivo de los actos y no será percibido como una imposición autoritaria. Nuestro rol como educadores al aplicar una consecuencia lógica es el mismo del policía que nos para y nos multa por exceso de velocidad; este ni se enfada, ni nos “castiga”, solo aplica la normativa de circulación ante una infracción que hemos cometido. Así pues, cuando apliquemos las consecuencias lógicas, necesitaremos que el alumnado previamente sea conocedor de la normativa para que sepa que, si infringe estas normas, tendrá que aceptar las consecuencias.
En definitiva, de esta manera conseguiremos un clima positivo en el que llevar a cabo el proceso enseñanza-aprendizaje, basado en el respeto y en el que los chavales puedan desarrollar habilidades socioemocionales que los preparen también para la vida adulta y, a su vez, puedan ponerlas en práctica cada vez que se equivoquen, teniendo en cuenta que el error no está penalizado, sino que es una nueva oportunidad para intentarlo correctamente.
Autora
María José Miranda
María José Miranda es profesora del colegio Nuevo Velázquez desde el año 2011. Imparte clase de Lengua y Literatura. Es, además, desde 2023, jefa de estudios de la ESO.
Me parece muy interesante el artículo y el enfoque para relacionarse con los chavales de una forma más sana emocionalmente hablando.
¡¡Excelente artículo, María José!!, y nadie mejor que tú para explicar cómo debe actuar un buen tutor. Creo que incides a la perfección en las claves de una buena tutoría, aunque sabemos que no es sencillo llevarlas a la práctica (por ejemplo, es habitual caer en el error del castigo fácil). Creo que es importante ser consciente también de que la acción tutorial no es una tarea única y exclusiva del tutor. Todos los profesores somos responsables del bienestar emocional de cada uno de los alumnos del centro, y debemos remar en la misma dirección. ¡¡¡Es fundamental!!!
Gracias por tus palabras, Sergio. Tú también sabes perfectamente de lo que hablas. ¡Un abrazo grande, amigo!
Estoy muy de acuerdo con este artículo.
Los adultos somos los primeros que tenemos que intentar mantener la calma si queremos de verdad que los adolescentes aprendan a mantenerla también.
Yo añadirá que hay que intentar no tomarse este comportamiento disruptivo o desafiante como algo personal.
En la mayoría de los casos, el adolescente actúa así porque no sabe gestionar sus sentimientos o sus impulsos de otra manera, no porque tenga algo en contra del adulto que esté a su cargo.
Gracias por tu aportación, Miriam. Lo que añades es muy cierto y está, también, en la línea de actuación de las tutorías del colegio Nuevo Velázquez. ¡Un fuerte abrazo!
Eso es justo lo que intentamos en el Nuevo Velázquez y María José lo sabe hacer y explicar mejor que nadie. ¡Un fuerte abrazo!
Completamente de acuerdo contigo Mª José, además creo que no solo es tarea del tutor llevara cabo esta labor, sino de todos nosotros como parte del colegio que somos. Es fundamental que los chicos vengan al colegio a gusto y sin miedos ya que este es el punto de partida para trabajar con ellos.
Es uno de los pilares del colegio, tratar de lograr que los alumnos y alumnas vengan al colegio contentos, relajados y con la menor presión posible. Y, efectivamente, es tarea de todos, orientados por el tutor, conseguir esto. ¡Muchas gracias, Javier!
Interesante escrito este de la profesora Miranda.Me parece esencial en la educación esta acción tutoríal que busca integrar habilidades socio emocionales que tendrá como resultado el sentido de pertenencia del chico y de la chica a este grupo social que es el aula y, más allá, el colegio. A estas edades, y a otras también, el sentido de pertenencia a un grupo social es imprescindible. Todos conocemos casos , desgraciados por supuesto, en los que algún adolescente ha encontrado su anhelada importancia en grupos que ninguno desearíamos. La educación tiene como tarea principal salir al paso de estos peligros y por todos los artículos que, regularmente, voy leyendo, el Colegio Nuevo Velázquez lo intenta constantemente y estoy segura de que lo consigue en casi todos los casos. Enhorabuena a todo el equipo.
¡Gracias por tu comentario y por tu seguimiento de «El blog del Nuevo Velázquez»! ¡Un fuerte abrazo!
Enhorabuena por tu artículo Maria José. Fundamental crear conexión con los alumnos, como muy bien explicas. Un alumno que siente que es importante y tiene su espacio, rendirá academicamente mucho mejor y mostrará un buen autoconcepto. Seguiremos trabajando en esta linea tan eficaz.
Gracias, Ángela. Para alcanzar los objetivos que un tutor debe marcarse al inicio de un curso juega un papel fundamental también el departamento de Orientación. ¡Abrazo!
¡Estupendo artículo, María José! ¡Cualquier guía sobre cómo plantear la labor tutorial tiene que empezar por este texto! Imprescindible su lectura para cualquier miembro de la comunidad educativa del Nuevo Velázquez y, realmente, para cualquier persona que trabaje en el entorno educativo. ¡Un fuerte abrazo!
Te felicito Maria José, has conseguido transmitir de forma clara y sencilla los conceptos básicos en los que debe basarse la educación moderna. Es muy importante insistir en estos temas para que todos, docentes y alumnos, puedan establecer una buena relación entre ellos.
Muchas gracias por tu comentario, Roberto, y por tu apoyo constante y decidido al colegio Nuevo Velázquez y a todas sus iniciativas. ¡Un fuerte abrazo!
¡Enhorabuena María José!
Un artículo muy bueno e interesante para que exista una conciencia positiva en el aula de la que todos salen beneficiados. Una suerte que cuenten con profesionales como tú en el Nuevo Velázquez.
Un gran abrazo.
Muchas gracias por tu apoyo a «El blog del Nuevo Velázquez». ¡Un fuerte abrazo!
¡Estupendo artículo, María José! Me ha encantado el tema de tutoría afectiva, muy bueno, se acaba 2023-24, tu primer año como jefa de estudios de la ESO, espero que te haya ido MUY BIEN.
Muchas gracias por tu comentario, Rubén. ¡Un fuerte abrazo!