Una pequeña reflexión

Hola, mi nombre es Javier y seguro que alguno de vosotros me conocéis de verme por el cole o por algún otro artículo que he publicado en el blog. Para los que no me conozcáis, soy profesor de matemáticas en primero y segundo de la ESO y de biología en tercero, en el Colegio Nuevo Velázquez desde hace ya algunos años.
Me decidí a escribir este pequeño artículo a raíz de un par de anécdotas que me han ocurrido en las últimas semanas. Cada una de ellas por separado, no dejan de ser más que eso, anécdotas, pero al pensar en ellas más adelante vi una cierta relación que me llamó la atención.
La primera es ya una tradición en mis clases cuando está llegando a su fin el primer trimestre. Siempre anuncio muy solemnemente que las vacaciones de Navidad las pasaré en casa de aquel alumno que peor nota saque en la evaluación, que sus familias ya lo saben y que están de acuerdo. Ellos me acogerán durante las vacaciones y yo, a cambio, daré clase particular de matemáticas para preparar la recuperación. Como no puede ser de otra manera hay risas, preguntas e intentos de escapatoria del tipo: “es que nos vamos de viaje y no vamos a estar en casa”. Yo les contesto que no pasa nada, que viajar me gusta mucho y hasta ahí llega la broma.
Este año, al regreso de las vacaciones, el primer día y nada más llegar al cole, dos alumnos de distintos cursos vinieron corriendo y me preguntaron si había pasado las vacaciones en casa de “Fulanito”, el alumno con peor nota de la evaluación. Observé una parte de broma, pero también una duda por si pudiera haber sido verdad y eso me llamó la atención. A ambos le contesté que “Fulanito” me dio mal aposta la dirección de su casa y no pude pasar las vacaciones con ellos.
La segunda anécdota ocurrió cuando un antiguo alumno se pasó por el colegio para solicitar un certificado y coincidí con él en secretaría. Comenzamos a hablar y me contó lo qué había estudiado después de salir de aquí, que estaba trabajando y que se acordaba mucho de su vida escolar y me dijo: “profe, siempre me acuerdo de lo que me dijiste el primer día de clase. Nos fuiste preguntando a todos que qué tal se nos daban las matemáticas y yo te contesté que fatal y que no te hicieras ilusiones conmigo, y me contestaste que en todos los años que llevabas dando clase, nunca habías conocido a ningún alumno que no pudiera aprender matemáticas y que si te prestaba atención y hacía lo que me fueras diciendo aprendería”.
¿Y desde entonces fuiste un crack en matemáticas? le pregunté. No, me contestó, se me dieron igual de mal, pero me sirvió para ir buscando ayuda en los profes y así poder ir aprobando con un cinco “pelao”.
Estos dos hechos hicieron que me parase un rato a reflexionar, una vez más, sobre la importancia de lo que los profesores transmitimos a nuestros alumnos. Cualquier frase, cualquier comentario, cualquier broma incluso, pueden ser recordadas durante ¡UNA VIDA ENTERA!
Por ello es tan importante ser conscientes como profesores de lo que podemos representar para nuestros alumnos, ser honestos con ellos y por muy mal que puedan presentarse las cosas dejar siempre una puerta abierta y una rendija por la que puedan pasar… Una “pequeña” reflexión.
Autor
Javier Antolín
Javier Antolín es profesor de Biología y Matemáticas en dos centros de la Comunidad de Madrid, el colegio María Inmaculada y el colegio Nuevo Velázquez. De éste último fue director durante ocho años.
Me alegra leerte, como siempre!! Es muy importante saber como influyen nuestras palabras en los demás y tener cuidado con lo que les decimos a los jóvenes. Un apoyo positivo, siempre quedará en su memoria
Totalmente de acuerdo, Beatriz. ¡Muchas gracias por tu reflexión! ¡Un fuerte abrazo!
Gracias por tu artículo , me has hecho reír y a la vez reflexionar, cierto es que significáis mucho para cada niño y que cualquier comentario vuestro les ayuda mucho a su autoestima y tener fuerzas para afrontar cada día, uno de mis hijo está en primero y siempre dice que hacer fácil lo difícil, mil gracias por tu gran esfuerzo diario 😍
¡Gracias por tu apoyo y por tu comentario! Y mucho ánimo con ese curso de 1º de ESO. Fuerte abrazo.
Artículo muy acertado.Como madre de un antiguo alumno, os puedo asegurar que todo lo que les habéis trasmitido tanto a nivel educativo, social o emocional lo llevan dentro y les ayuda a seguir adelante en su día a día.Agradeceros de nuevo toda esa pasión en vuestro trabajo diario.Un saludo
Muchas gracias por tu comentario y por guardar tan buen recuerdo del colegio Nuevo Velázquez. Estamos encantados de volver a saludarte. Un fuerte abrazo y gracias de nuevo.
Bonito artículo para como indicas reflexionar. Es muy importante lo que se trasmite, las palabras y tono que se elige, porque son todavía inocentes, toman los comentarios muchas veces literalmente, incluso cuando se hace en forma de broma como en la primera anécdota. Mi madre fue profesora de matemáticas y también tenía muchas anécdotas… Y se ha ido encontrando a alumnos una vez jubilada, ellos ya trabajando, que la reconocían y le hablaban con cariño de anécdotas que ella ya no recordaba 😄. Felicidades por tu post y trabajo diario.
Gracias por tu comentario. Es cierto que es verdaderamente sorprendente comprobar como los alumnos se quedan con frases y anécdotas que permanecen en sus memorias durante años o décadas. Eso hace que el profesor deba tomar conciencia de su responsabilidad.
Maravilloso artículo de Javier, siempre sabes como hacer las cosas y, lo más difícil, transmitirlas y conseguir que los chicos las hagan. Es un profe maravilloso de lo cual como compañero, DOY FE.
¡Gran profesor y gran compañero, Javier, en efecto! Muchísimas gracias por tu comentario, Miguel Ángel.
¡Estupendo artículo, Javier, muy ameno y con un mensaje ciertamente interesante! Gracias por compartir tu experiencia. Un abrazo.
Una vez más el profesor Antolín sorprende por su conocimiento de los adolescentes y del aula. Ojalá hubiéramos encontrado todos profesores de matemáticas así… Yo hui de ellas demasiado pronto y ahora, ya sin remedio, me arrepiento. Enhorabuena Javier, una vez más.
Gracias por tu comentario, Sole, tus elogios valen doble porque conoces la profesión de «profe» mejor que nadie. ¡Un abrazo muy grande!
Don Javier Antolín, profesor de matemáticas en primero y segundo ESO y biología en tercero ESO.
En el antiguo Velázquez, impartía biología en 3º de ESO y matemáticas en 3º, 4º de ESO y 1º de Bachillerato. Luego, en los primeros años del Nuevo Velázquez, enseñaba biología en 3º de ESO y matemáticas en 4º de ESO y 1º de Bachillerato. En mi último año de Secundaria, dio biología en 3º y 4º de ESO, matemáticas en 3º de ESO y 1º de Bachillerato (CMC).
Javier, siempre agradeceré el cursillo de verano 2017, que me quedó matemáticas, y gracias a él, conseguí aprobar la única materia que me quedó para acabar bachillerato y el cole.
La verdad, me gustaría agradecérselo un día, quizás invitándole a un café por ese cursillo.
Gracias por tu comentario y por tu prodigiosa memoria, Rubén, no se te pasa un dato de tus antiguas vivencias velazquianas. ¡Un fuerte abrazo!
¡¡Estupendo artículo Javier!! Dejas una gran reflexión. A veces los profesores no somos conscientes de la huella que dejamos en nuestros alumnos, ya sea para bien o para mal. Un determinado comentario hacia ellos puede suponer quizás un punto de inflexión en su aprendizaje o en su motivación. Todos hemos tenido a ese profesor que nos marcó (en mi caso fue mi profesor de Química en 2º de Bachillerato). Gracias Javier!!
Muchas gracias a ti, Sergio, por tu comentario y tu aportación. El artículo de Javier eleva las intervenciones y aportaciones de los profesores a la categoría que merecen. Un fuerte abrazo.