Una mujer irrepetible
“El blog del Nuevo Velázquez” se va de vacaciones. Con el post de hoy nos despedimos, hasta el 5 de septiembre, fecha en la que volveremos a nuestra cita de cada dos lunes. Ha sido un enorme placer compartir con vosotros opiniones, reflexiones e información.
Os dejamos con el último artículo de este curso. Si todos han sido interesantes, éste se lleva la palma, realmente emociona leerlo. Por primera vez, se trata de un post anónimo, aunque quien conozca mínimamente la historia del colegio, no tardará en descubrir a quien corresponde la autoría.
Esta es la historia de María Luisa Guaza González, fundadora del colegio Velázquez, de cuyo fallecimiento están a punto de cumplirse diez años. Esperamos que os guste.
María Luisa Guaza. Parece que aún la estoy viendo, con su pequeña figura y su espíritu inquebrantable. Gigante.
Nunca escatimó esfuerzos ni su ayuda desinteresada. Creía firmemente que debía devolver algo de lo mucho que Dios le había dado. Y lo hacía con satisfacción. Sin escatimar esfuerzo, tiempo o dinero.
Cuando decidía llevar a cabo un proyecto, nada se le interponía. No tenía miedo de nadie, lo mismo hablaba con un Director General que con un Ministro. O sentaba a su mesa al Inspector de Educación.
Quienes trabajaron a sus órdenes la tachaban de soberbia. No puedo quitarles la razón. Hace falta mucho empuje, mucha fuerza y mucho carácter para dirigir un equipo humano hacia el lugar que consideras correcto. Y eso es complicado de hacer sin la fuerza que da la soberbia.
Estoy convencida de que habría sido una gran presidenta de Gobierno, pero resultó una pésima gestora. Dilapidó sus bienes en mejorar su colegio, desoyendo los consejos de sus asesores. Regaló dinero a espuertas a los que se acercaron por el número 158 de la calle Serrano pidiendo su ayuda. Su frase preferida era “benditos mis bienes que remedian mis males”.
Sólo dejó deudas como herencia. De eso pueden dar fe sus sobrinos. Murió enferma, sin dinero, con la única compañía de las tres personas que más la querían: Isabel, Sor Francisca y yo. A cambio de sus sacrificios, dejó en herencia un legado que, deseo con todo mi corazón, se prolongue largamente en el tiempo.
Sus inicios fueron muy duros. Mediaba la década de los 60. No hay rastros administrativos para establecer el año concreto. Alguna foto se conserva de aquellos primeros alumnos, pero sin fecha. Se inauguró el colegio en un edificio situado en la calle Velázquez, de donde tomó nombre el centro, esquina con Juan Bravo.
Los avatares de la vida obligaron a María Luisa, a los pocos años, a buscar una nueva sede en la que ubicar el colegio. La providencia puso en su camino un chalet en la zona de El Viso, en la calle Serrano, que le permitía la independencia que ella buscaba y se adaptaba al modelo de enseñanza que ella imaginaba. Todos le decían que estaba loca. Pero no les hizo caso. Adecuó el edificio, lo amuebló, contrató personal y profesores nuevos. Hizo publicidad. Y a rezar y a esperar. Temía no poder abrir ese curso. No sabía si tendría alumnos. Pero llegaron. Siempre que se trabaja duro, llegan. Luego vinieron las ampliaciones: calle Oria, calle Sil, calle Jarama. Cada edificio exigió una importante inversión, a costa siempre del patrimonio personal de María Luisa.
Fue una mujer adelantada a su época. Heredó su carácter fuerte, decidido y emprendedor de su abuela materna, una brava castellana que emigró a Bilbao junto con sus hijos, harta de las infidelidades de su marido, a quien dejó en Zamora con su amante. Fue esa arriesgada decisión de su abuela la culpable de que María Luisa viera la luz en Bilbao, recién estrenado el año 1921. Amaba con pasión, pero sin ceguera, el País Vasco, al que dedicó su tesis doctoral. Con tan sólo diez años obtuvo la prestigiosa beca “Viuda de Epalza”, que había sido creada en el año 1900 para facilitar el acceso a estudios superiores a los estudiantes más brillantes procedentes de familias con pocos recursos.
Finalizada la Guerra Civil, su familia se trasladó a Madrid, donde estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense, siendo una de las escasísimas mujeres que realizaban estudios universitarios. Compaginó la preparación de oposiciones al cuerpo nacional de profesores con la enseñanza en uno de los colegios privados más elitistas de la capital, las Irlandesas de la calle Velázquez.
La ruleta de la fortuna que acompaña siempre a unas oposiciones la llevó en su primer destino a Villacarrillo, Jaén, en 1946. Nombrada Directora del instituto siendo aún muy joven, principalmente porque nadie quería aceptar ese cargo, se propuso como meta construir un edificio moderno, dotado de todos los avances técnicos de la época. Ni corta ni perezosa, se presentó en Madrid, en el despacho del Director General de Enseñanza con el proyecto bajo el brazo. Llegó incluso a su inmediato superior, el Ministro de Educación, quien, dando muestras de ser buen conocedor del carácter de las personas, supo ver en María Luisa el empuje y la ilusión necesarios para sacar adelante tan hercúleo proyecto. Con el cheque en blanco que le había confiado el Ministro, María Luisa regresó a Villacarrillo, y un año después los alumnos de la ciudad estrenaban su nuevo y flamante instituto.
Entre los nombramientos de catedráticos de instituto para el año 1963 se encontraba el de María Luisa Guaza, esta vez destinada en el Instituto Femenino de Burgos. Su siguiente destino la llevó al ilustre Instituto Cardenal Cisneros de Madrid, en el que alcanzó la jubilación siendo su Directora en el año 1995. Una vez liberada de la función pública, pudo dedicarse en cuerpo y alma a su colegio, al frente del cual estuvo hasta su último aliento, en julio de 2012.
Hasta aquí un sentido y sencillo homenaje a una excepcional e irrepetible mujer. Desde hace ya casi una década, otros escriben la historia del colegio Velázquez, rebautizado como colegio Nuevo Velázquez.
Autor/a
Magnífico artículo de este “anónimo “, quizá “anónima “… que estuvo con esta gran mujer hasta sus últimos momentos. Qué vida tan ejemplar y beneficiosa para la enseñanza! Quienes nos hemos dedicado a la educación sabemos que estas personas, con su total dedicación, son esenciales. Qué bien está recordar a esta persona… Enhorabuena por el artículo.!
Parece que ya hay una persona que se huele quién ha escrito el artículo… Gracias por tu comentario, Sole, ¡fuerte abrazo!
Gracias a ella, hoy estamos aquí.
Excelente artículo, muchas gracias.
Así de simple y así de claro. El colegio ha cambiado mucho con el paso de los años, pero, sin lo que hizo María Luisa, hoy el Nuevo Velázquez no existiría. ¡¡Gracias por tu comentario!! ¡¡Feliz verano!!
¡Estupendo artículo! ¡Y genial forma de despedirse antes de las vacaciones!
Tuve la suerte de conocer a María Luisa en una ocasión, pero por supuesto no conocía su historia. Muchísimas gracias a ese anónimo/a por dárnosla a conocer. Es realmente admirable.
¡Buenas vacaciones!
Sería el año 2009 y, en efecto, tú, Miguel, gran amigo del colegio, te sentaste en la mesa de María Luisa Guaza. ¡Gracias por tu apoyo a «El blog del Nuevo Velázquez» y felices vacaciones!
¡¡Fantástico artículo de mi compañera An…ónima!! Sirva esta famosa frase de Antonio Machado para comentarlo: Está el hoy abierto al mañana. Mañana, al infinito. Familia del Nuevo Velázquez: ni el pasado ha muerto, ni está el mañana, ni el ayer escrito. ¡¡Felices vacaciones, nos leemos a la vuelta!!
Un artículo muy interesante.No lo conocía.¡Recuerdos!
¡Gracias por leer «El blog del Nuevo Velázquez» y por dejar tu comentario!
Gracias por desvelar los orígenes, tan nobles y desinteresados, de nuestro magnífico colegio.
Gracias, como siempre, Juan Miguel, por tu apoyo constante. Lo hemos sentido muy cerca durante todos estos años y esperamos seguir contando con él. ¡Fuerte abrazo!
Todos los que conocimos a Doña María Luisa sentimos nostalgia por nuestra «Gran Maestra».
Gracias compañeros por recordarla.
Gracias, Zulaika, por tu comentario. Seguro que sabes el nombre de la persona que ha escrito el artículo… María Luisa Guaza no dejaba indiferente a nadie. Un beso grande.
Hola, soy Julia, vuestra ex-alumna. Quiero decir que llegué a conocer a María Luisa, la conocí cuando yo era muy pequeña, allá por el año 2005, que pena que falleció y otro tema que os quería proponer: podríais hacer un encuentro de ex-alumnos de las promociones de los años anteriores, ya que es el aniversario del colegio ❤ no estaría nada mal, o poner fotos en el colegio las orlas de los años anteriores…
¡Qué alegría saber de ti, Julia! Nos apuntamos todas tus sugerencias. Muchas gracias por leer y comentar «El blog del Nuevo Velázquez». ¡Un abrazo!
Hola, yo llegué a conocer a Maria Luisa hace unos años, cuando estaba en primaria y también en mis inicios de la ESO, me gustó el cole de Serrano, estaba bien, para acabar, me ha encantado el artículo
Tú eres un veterano del colegio, Rubén. Conociste bien el Nuevo Velázquez y también el Velázquez original. ¡Leyenda!
Estudie durante largos años en el colegió Velázquez de la calle Oria y luego en la calle serrano. Prácticamente toda mi vida hasta la selectividad.
Mis compañeros De clase eran: fernando Matamoros, Maldinado,jesus, Albareda, Joaquín
Carlos Heydt, Rafa fdez del Castillo y muchos más.
Recuerdo a maría Luisa con respecto y cariño . Era dura y con carácter pero cariñosa también cuando necesitabas de ella.
Recuerdo con nostalgia y cariño todos los años en el Velazquez.
¡Qué ilusión nos hace tu comentario, Juan! Estás invitado, cuando quieras, a venir a conocer el colegio Nuevo Velázquez, cuyo origen está en el Velázquez que tú conociste, aunque es un centro totalmente nuevo, que nada tiene ya que ver con el antiguo. ¡Un fuerte abrazo!