COLEGIO NUEVO VELÁZQUEZ

Las matemáticas no son solo una disciplina abstracta, sino que tienen un papel fundamental en nuestra vida diaria. Desde la compra en el supermercado hasta la planificación de un viaje, las herramientas matemáticas son esenciales para tomar decisiones cotidianas y entender mejor el mundo que nos rodea. En este artículo se van a mostrar algunas aplicaciones prácticas de las matemáticas en nuestra rutina diaria, especialmente en el contexto de estudiantes de la ESO y Bachillerato.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición neuropsiquiátrica, de inicio en la infancia, pero que, en más de la mitad de los casos, se va a mantener a lo largo de la vida. Por ello es importante comprender cómo sus efectos pueden extenderse hasta la vida adulta si no se diagnostica y trata adecuadamente.
Aunque el TDAH es comúnmente asociado con los niños, muchas veces persiste en la vida adulta si no se diagnostica y aborda en la infancia.

La adolescencia es un periodo crucial para el desarrollo físico, emocional y mental de los jóvenes, lo que hace imprescindible promover hábitos saludables que mejoren su bienestar general y su desempeño académico. En el colegio Nuevo Velázquez, la práctica de la actividad física y el deporte ocupa un lugar fundamental en la formación integral de los estudiantes de secundaria y tiene un impacto notable en su rendimiento escolar.

La Jornada de Sensibilización del TDAH es un momento especial en la planificación de cada curso. Educ-at, el Nuevo Velázquez y ANSHDA la organizan con cuidado, con mimo, con atención a todos los detalles. De los muchos proyectos en los que el colegio se involucra cada año, seguramente éste es el que mayor ilusión nos genera. No es exagerado decir que, de un tiempo a esta parte, la Jornada se ha convertido en el evento más importante de todos los relacionados con el TDAH que tienen lugar en Madrid.

Ha vuelto el curso escolar, pero aún quedan los recuerdos de las vivencias del verano. Los profesores intentamos desconectar durante nuestras vacaciones para descansar todo lo posible, pero, por defecto profesional, es imposible que no estemos atentos a aquellos detalles que nos recuerdan la profesión tan vocacional que ejercemos.
Como amante del deporte que soy, he disfrutado mucho de este verano olímpico y paralímpico en el que hemos podido ver la celebración de los Juegos de París 2024.

Y llegó septiembre, ese mes que se encuentra entre el final del verano y el inicio del otoño, un tiempo de transición y, en nuestro caso, sinónimo de la vuelta a las clases con las que dejamos atrás los ociosos días de vacaciones para volver a la reconfortante rutina.

Con el nuevo curso, nuestros alumnos, deseosos de reencuentros, nuevas experiencias y estimulantes retos, se cuelan en las aulas con su alegre algarabía. Aunque no tardará en apoderarse de ellos la preocupación por los exámenes y la ansiedad por las calificaciones, que en muchas ocasiones se transformará en temor e incertidumbre. Sin embargo, queridos lectores, todavía estamos en septiembre y no es momento de pensar en tiempos difíciles.

Septiembre es para el mundo de la docencia, para eso que llaman la comunidad educativa (familias, alumnado y docentes), como enero para el resto de los mortales. Es el mes en el que empieza nuestro año, o sea el curso. Es un mes único, con sus propios códigos y normas, la mayoría de las cuales se repiten año tras año.
No falta el que dice que las vacaciones se le han hecho cortas; ni el que asegura, con tono solemne, que es un amante de la rutina y desea el inicio del curso; ni el profesor que quiere que comiencen las clases en el colegio de sus hijos pero no tanto en el que él trabaja; ni los propósitos de Año Nuevo aunque aún haga calor veraniego; ni, por supuesto, el papá “despistado”, por decirlo de alguna manera, que a 10 de septiembre aún no sabe en qué colegio estudiará su hijo ese año.

En febrero del 2022 todos amanecíamos con una noticia que nos sorprendió: un país en la propia Europa había sido invadido por una superpotencia. Esa noticia obligó a los países a tomar posición, de manera indirecta, y apoyar a uno de los dos estados en conflicto. Nadie se quería mojar, nadie quería que en Europa se viviera otro episodio como el que se vivió en el siglo XX. El problema es que, a raíz de ese acontecimiento, la situación mundial cada vez es más tensa, con un número creciente de conflictos internacionales. De hecho, no hace mucho Irán respondía a Israel con el lanzamiento de una serie de misiles elevando al máximo la tensión en el Oriente Medio. Vivimos en una especie de “Segunda Guerra Fría” donde las principales potencias mundiales compiten entre ellas por demostrar su fortaleza en vez de intentar que aquellos países enfrentados unos a otros rebajen tensiones.